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miércoles, 17 de marzo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

miércoles, 3 de marzo de 2010

SON VICTIMAS DE UN SISTEMA SANITARIO-SOCIAL QUE NO FUNCIONA

PERO ELLAS SON DOBLEMENTE VÍCTIMAS, SON VICTIMAS DE SUS PROPIOS COMPAÑEROS Y DE OTROS HOMBRES. 
SON ABUSADAS, MALTRATADAS, NO TIENEN APOYOS NI EN SU PROPIA FAMILIA, PIERDEN SUS HIJOS...
A un hombre le apoyan las mujeres, su madre su hermana, su hija, su novia, su esposa...                          

A ELLAS, ¿quien las apoya? 

Hablamos de género. Ante las drogas,  las mujeres y los hombres, tampoco somos iguales.

No estan en el "muro de las lamentaciones" pidiendo metadona, si el Sistema Nacional de Salud  no es capaz de responder a las necesidades sanitario-sociales de ellos, aún menos de las mujeres...

Existen otras  casas que venden, las gitanas cuentan el dinero en la puerta, pero parece que no es "politicamente correcto" que la Policia desmantele todas...  la Sanidad Pública no tiene recursos ni cuantitativos ni cualitativos para atender  a las personas que quedarian "desabastecidas"...   

martes, 2 de marzo de 2010

MUJERES VICTIMAS DE ABUSOS SEXUALES "CONSENTIDOS"

Violación Sexual

Drogas Para Asalto Sexual

Las drogas Rohypnol y GHB son unos sedantes muy fuertes, que a menudo se encuentran en los centros nocturnos y las fiestas llamadas rave, y son muy usadas por los jóvenes, los que atienden estos centros nocturnos, y los individuos cuyas intenciones son, perpetrar asalto sexual. En muchos casos, el violador puede mezclar la droga en la bebida de una victima insospechosa. La combinación de estas drogar con el alcohol aumenta sus efectos, en algunas ocasiones hasta el punto de causar la muerte.

¿Qué es Rohypnol? (“JAIMITOS”)

Rohypnol (flunitrazepam) es un sedante muy fuerte que es fabricado y distribuido por Hoffman-La Roche. Miembro de la familia de benzodiazepine, la cual incluye drogas tales como Librium, Xanax y Valium, Rohypnol es diez veces más fuerte que Valium. Aunque Rohypnol es usada en muchos países como un analgésico antes de una cirugía o para el tratamiento de insomnio, esta droga nunca ha sido aprobada para uso médico en los Estados Unidos debido a que hay otras drogas más seguras disponibles. Por lo general Rohypnol es pasada ilegalmente a Texas de las farmacias Mexicanas; los suministros en Florida vienen de America Latina. Los precios en las calles de Texas van desde un dólar hasta 5 dólares por pastilla. Términos vulgares para Rohypnol incluyen Roach (cucaracha) Roche (ro-shay), Roofies, Run-trip-and-fall, R-2, Valium Mexicano, Ropynol, Rib, y Rope. En el sur de Texas, estar bajo la influencia de Rohypnol es "estar como cucaracha" (to get roached.)

¿Que es GHB? (EXTASIS LIQUIDO)

GHB (gamma-hydroxybutyrate) antes se vendía en las tiendas de comida saludable, como un aditivo que aumentaba el rendimiento de las formulas para fortalecer el cuerpo. Aunque se rumora que GHB estimula el crecimiento de los músculos, esto nunca ha sido probado. GHB es un sedante para el sistema nervioso central, que es abusado por sus efectos intoxicantes. En 1990, la FDA (Administración Federal De Las Drogas) prohibió el uso de GHB excepto bajo la supervisión de un medico, debido a los muchos reportes de efectos secundarios severos e incontrolables.

¿Por que se les llama a estas drogas, Rohypnol y GHB, drogas "para asalto sexual?"

A Rohypnol y GHB se les ha llamado drogas "para asalto sexual" debido al potencial que tienen de causar desmayos y amnesia en dosis muy altas. En la pasada década, se han reportado casos de asalto sexual y violación por grupos donde a las victimas les fueron dados estos sedantes, Rohypnol y GHB. Se ha reportado que estas drogas han sido utilizadas en los ritos para iniciarse en una pandilla. Como respuesta al abuso de Rohypnol y GHB, el Acta De Prevención Contra Violación Inducida Por Drogas Y Su Castigo de 1996, fue promulgada ley federal. Esta ley hace que sea un crimen el dar a alguien una sustancia que controle sin el conocimiento de la persona y con la intención de cometer un crimen violento. La ley también se pone dura en cuanto a los castigos por posesión y distribución de Rohypnol y GHB.

USA  1996


Alcohol, éxtasis líquido y sedantes, las drogas más comunes para manipular la voluntad

Mujer en la treintena que acude a un acto lúdico aparentemente seguro y acaba despertando aturdida, resacosa y con signos evidentes de haber sido agredida sexualmente. Este es el perfil de las vÍctimas de la denominada sumisión química, un acto delictivo que parece estar aumentando.

Muchas personas, especialmente mujeres, que estén leyendo estas páginas recordarán cómo sus padres les leían la cartilla antes de salir de marcha por las noches. Entre la retahíla de consejos había uno que sonaba especialmente a guasa: «ten cuidado de que nadie te eche nada raro en el vaso». En ese momento, la chica sermoneada solía mirar a sus progenitores como si éstos hubieran perdido el juicio y salía por la puerta pensando en que esas ideas descabelladas no le aguarían la fiesta.

Sin embargo, los hechos apuntan a que las madres, como casi siempre, tenían razón. Los datos sugieren que la administración de sustancias psicoactivas, drogas y medicamentos se ha empleado siempre para cometer delitos de diversa índole, especialmente sexual. No obstante, la proliferación de las llamadas drogas de club y las facilidades para adquirirlas por internet ha hecho saltar las alarmas de los profesionales sanitarios, que cada semana reciben un goteo de personas susceptibles de haber sido víctimas de la denominada sumisión química. Estos expertos aconsejan extremar las medidas de precaución en los lugares de ocio y acudir inmediatamente al médico en caso de sospechar que se ha podido sufrir un abuso de este tipo.

«Hasta hace relativamente poco, alguien que acudía al servicio de urgencias con una resaca horrible, que decía no acordarse de nada o de muy poco de la noche anterior, pero que tenía la sensación de que le habían agredido o de que había mantenido relaciones sexuales sin su consentimiento, provocaba una reacción de incredulidad. Sin embargo, estamos observando que normalmente no se trata de una invención. Sin ir más lejos, esta semana hemos atendido dos casos: un varón al que robaron y una chica a la que violaron; ambos habían sido drogados sin que se dieran cuenta».

Este es el relato de Guillermo Burillo, médico de urgencias, subdirector médico del Área de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias y experto en toxicología de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), quien reconoce que la sumisión química —administración de sustancias psicoactivas con fines delictivos o criminales— no es una leyenda urbana y que «aunque no hay datos ni estadísticas oficiales al respecto, existe la sensación generalizada, entre los profesionales sanitarios, de que el fenómeno va en aumento».

Para calibrar el alcance de lo que por el momento es sólo una impresión, algunos especialistas ya se han puesto manos a la obra. Concretamente, el primer número de este mes de la revista Medicina Clínica recoge un estudio en el que se refiere que, si bien el fenómeno de manipular la voluntad de las personas mediante determinadas sustancias no es nuevo, en los últimos años ha cobrado mayor protagonismo por su asociación con agresiones sexuales fundamentalmente.

POCOS DATOS

A pesar de la ausencia de datos en España, existen estadísticas en otros países que obligan a las autoridades patrias a permanecer vigilantes. Así, una trabajo realizado en Canadá entre 1999 y 2003 cifró en un 15,4% el porcentaje de casos de abusos sexuales en los que estaba implicada la sumisión química.

Por su parte, un seguimiento llevado a cabo en Estados Unidos ha registrado 1.179 casos en los últimos dos años. Finalmente, nuestros vecinos galos y británicos están elaborando sendos protocolos de actuación debido, precisamente, a que el problema está cobrando una magnitud realmente significativa.

«Creemos que la sumisión química tiene ahora más relevancia porque las víctimas están mejor informadas y, aunque tarde, reclaman ayuda en mayor medida; también es cierto que los profesionales sanitarios cuentan con mejor formación en este tema y han dejado de catalogar como agresión común un abuso de estas características; finalmente, es muy factible que el número total de casos se haya multiplicado, aunque todavía no sepamos evaluar por cuánto exactamente», explicó a SALUD Angelines Cruz-Landeira, del Servicio de Toxicología Forense de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (La Coruña) y primera firmante del trabajo publicado en la revista española.

«Afortunadamente, todavía no se trata de algo habitual, pero eso no quiere decir que no haya que estar alerta porque, sobre todo desde hace dos años, hemos tenido conocimiento de varios casos en este sentido», avisa Sagrario, coordinadora de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (ADAVAS) León.

¿Y quiénes son las personas que deberían tener especial cuidado? Pues según el perfil que se ha podido extraer de los casos recogidos, la víctima suele ser una mujer joven —no necesariamente adolescente; sino más bien en torno a la treintena— que acude a un lugar de ocio que, aparentemente, no encierra ningún peligro (una fiesta, una discoteca, un pub, una reunión lúdica...) y acaba despertando en un lugar desconocido con signos evidentes de haber sido agredida sexualmente. No se trata de lesiones físicas porque no opone resistencia, pero sí indicios de haber mantenido relaciones no consentidas.

El agresor suele ser un varón conocido en mayor o menor medida por la víctima, que administra una sustancia de acción rápida, de corta duración, fácil de obtener y que causa síntomas inespecíficos que pueden confundirse con los de una intoxicación etílica (desinhibición, euforia, mareo, náuseas, sedación, falta de reflejos...).

Normalmente, el agresor mezcla esta sustancia, que por su falta de olor y sabor se camufla perfectamente, con una bebida y se ofrece voluntario para acompañar a la víctima a un lugar más despejado o de regreso a su casa.

«También hay que tener en cuenta los casos en los que la víctima ingiere la droga voluntariamente; engañada, porque le dicen que si la toma mantendrá unas relaciones sexuales mucho más satisfactorias.

Eso no es cierto, la ingesta de estas sustancias no se hace para estar mejor en la cama; sino para llegar a ella», resume Eusebio Mejía, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

En cualquiera de los casos, el resultado de esta sumisión química es el mantenimiento de unas prácticas sexuales de riesgo que pueden desencadenar todo un rosario de problemas sanitarios, como enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, contracepción de urgencia y trauma psicológico.

«Las chicas que atendemos se suelen sentir impotentes e indefensas porque, en realidad, no saben a quién denunciar; ni siquiera están seguras de que haber mantenido relaciones íntimas en esas condiciones sea susceptible de ser catalogado como un delito», afirma Burillo.

No obstante, este experto anima a cualquier persona que sospeche que ha podido ser víctima de un abuso de este tipo a que acuda a los servicios médicos cuanto antes (urgencias, atención primaria, ginecología o planificación familiar).

«Muchas veces las sustancias empleadas son bastante difíciles de rastrear, pero al menos podemos determinar qué ha ocurrido y así actuar con respecto a gestaciones no deseadas o patologías de transmisión sexual, si las hubiera», apostilla el toxicólogo de la SEMES.

En este sentido, la doctora Cruz-Landeira y su equipo están ampliando el estudio que acaban de publicar gracias a un proyecto autonómico que, a su vez, tendrá repercusión nacional en función de los resultados que se logren.

Las líneas de actuación de los protocolos que, según los especialistas, habría que promover se basan en dar a conocer los casos mediante un registro puntual de los mismos.

Por otra parte, sería necesario formar al personal sanitario para que sea más sensible a este tema, aprenda a reconocer los signos de sospecha, haga una anamnesis (historia clínica) completa a pesar de las dificultades del momento (amnesia, angustia de la víctima...) y recoja las muestras (sangre, orina y, si es necesario, cabello) en las mejores condiciones posibles.

«Si la persona está desorientada, presenta lagunas de memoria y ha tardado incluso varios días en pedir ayuda, no se trata de una agresión sexual, digámoslo así, convencional», afirma la especialista.

Ésta reconoce que los servicios de urgencias se enfrentan a un verdadero reto a la hora de rastrear las sustancias, no sólo porque el abanico es amplio y porque normalmente se presentan varias a la vez. Además, algunas son casi indetectables con los equipos de laboratorio habituales porque las dosis no tienen por qué ser elevadas. «Identificar todos los casos es difícil, pero la colaboración entre profesionales clínicos y toxicólogos allanaría mucho el camino», dice la doctora Cruz-Landeira.

Señales de alerta

Antes. Se comienza a sentir una borrachera desprorcionada en relación a la cantidad de alcohol que se ha ingerido; sensación de malestar que progresa rápidamente.

Durante. Suelen aparecer náuseas, desorientación, aturdimiento y desinhibición, así como pesadez, hormigueo o entumecimiento de brazos y piernas. Dificultades para moverse. Visión de túnel. Pérdida de consciencia y desmayo.

Después. Resaca exagerada. Dolor de cabeza y de estómago. No se recuerda nada de lo que ocurrió entre la segunda o tercera copa y el momento de despertar. Se intuye una agresión porque falta dinero, tarjetas de crédito, la ropa está desabrochada o descolocada y se despierta en un lugar desconocido.

Sustancias relativamente fáciles de conseguir

Cuando se habla de sumisión química se tiende a pensar en complicadas pócimas. Sin embargo, la realidad es más simple. El   alcohol   ocupa, con gran diferencia, el primer lugar de sustancias empleadas para estos fines. Desinhibe, causa euforia, favorece la impulsividad... así que es el protagonista del 75% de los casos severos de este tipo bien en solitario, bien en compañía de otras drogas (cannabis, éxtasis, ketamina, marihuana o cocaína, sobre todo).

El estasis líquido (GHB) sigue muy de cerca al alcohol. Se suele mezclar con él y estar presente cuando la víctima refiere no haber bebido apenas. También llamado droga de la violación, tiene un efecto corto y rápido. Desaparece rápidamente del organismo, lo que dificulta su detección.

Las benzodiacepinas, los sedantes más prescritos del mundo también copan un puesto destacado. El flunitrazepam (Rohypnol) se prohibió en Estados Unidos por la gran cantidad de casos en los que estaba implicado. Son más fáciles de rastrear y algunos fabricantes han cambiado sus características (forma, color, sabor...) para que no pasen inadvertidos si se mezclan con alcohol.

Consejos para no convertirse en una víctima

En grupo. Procura salir y permanecer acompañada la mayor parte del tiempo. Pide que vayan contigo de vuelta a casa, al coche o al medio de transporte en el que vayas a regresar.

Vigila tu vaso. Sostén tu bebida en las manos o, al menos, mantenla controlada visualmente todo el tiempo. Si tienes que ausentarte por un momento (ir al servicio, salir a llamar por teléfono...) pide a alguien de confianza que lo haga por ti o llévate la consumición.

Pide tú misma. Procura solicitar las bebidas al camarero en lugar de que alguien, especialmente si no le conoces demasiado bien, te las traiga. Mira cuando te sirven.

Ofrece tu ayuda. Si ves que alguna persona presenta síntomas de estar muy borracha o drogada no la dejes sola. Busca ayuda y acompáñale hasta que acudan a socorrerle.

Controla. No bebas demasiado, ni muy deprisa. Una o dos copas cada hora permiten mantener cierto nivel de alerta.

Juegos. Procura no beber de bidones, garrafas o cubos en los que no se sabe exactamente qué hay. Es conveniente no participar en juegos o competiciones con gente desconocida en los que se bebe como premio o castigo, especialmente si lo que hay que ingerir está preparado con antelación o si sale de un grifo o a granel.

Ante la duda... Si observas que lo que estás tomando tiene una apariencia extraña, sabe raro o tiene un olor diferente al habitual no continúes. Déjalo y espera un rato antes de pedir otra cosa.

Si ligas... Si surge un escarceo procura avisar a tu grupo de amigos de que te vas y diles con quién. Preséntaselo. Pide que te llamen transcurrido un tiempo o trata de saber cómo localizarlos si es necesario.

No, gracias. No aceptes consumiciones de desconocidos, sobre todo si se acercan con la bebida lista para tomar.

ESPAÑA  2010


Las "drogas de violación" se usan cada vez más, advierte la ONU


Los agresores sexuales emplean sustancias no sujetas al control internacional o a una vigilancia estrecha

GLORIA TORRIJOS - Viena - 24/02/2010



Las nuevas "drogas de violación", que reducen la resistencia a quienes se les administran, se usan cada vez más para cometer agresiones sexuales y robar los bienes a sus víctimas, advierte el último informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) hecho público este miércoles en la sede de la organización en Viena.

El uso de estas sustancias es una práctica relativamente nueva y, aunque se ha frenado últimamente endureciendo las medidas contra la más famosa de todas ellas, el Rohypnol o flunitrazepam -de la familia de la benzodiazepina-, los agresores sexuales se han adaptado a la nueva situación. Para evitar la estrecha vigilancia de este psicotrópico -agente químico que actúa sobre el sistema nervioso central originando cambios temporales en la percepción, ánimo, estado de conciencia y comportamiento-, los delincuentes han comenzado a emplear otros alternativos que no están sujetos a control internacional o al menos a una vigilancia estrecha, con lo que se adquieren "más fácilmente".

El Rohypnol, tan usado en la década de los 90 por los agresores sexuales que fue llamado "la droga de los violadores", ha comenzado a ser sustituido por otras nuevas, que se usan con mayor frecuencia, como el ácido gammahidroxibutírico o GHB, la ketamina y la gamma butirolactona o GBL. "La mayoría de las cuales son de fácil acceso en muchos países, por lo que caen frecuentemente en manos de delincuentes", asevera la JIFE, institución independiente de las Naciones Unidas.

Aunque el GHB - cuyo uso legal es como antidepresivo - fue puesto bajo control internacional en 2001, no todos los países actuaron en consonancia con las recomendaciones de la ONU y la regularon. En los casos de la ketamina, empleada por la medicina por sus propiedades analgésicas y anestésicas, y de la gamma butirolactona, siguen estando fuera de las convenciones internacionales de drogas, por lo que se pueden adquirir fácilmente.

El fenómeno de las "drogas de violación" está teniendo una "evolución muy rápida", denuncia la JIFE, que insiste en que sean incluidas por los gobiernos nacionales en sus listas de drogas a controlar y que los productores desarrollen medidas de seguridad con colorantes y con sabores, de manera que la víctima pueda darse cuenta de su presencia y se pueda defender, evitando ingerirlas.

"El hecho de que en muchos países estas sustancias se consigan con facilidad conduce a que a menudo caigan en manos de delincuentes", subraya uno de los autores del informe y director del Centro para la Política de Medicamentos de la St. George University de Londres, Hamid Ghodse. El experto informa de que "se usan para reducir fuertemente la resistencia de las personas ante una actividad sexual indeseada y luego puede que no sepan incluso lo que ha pasado", mientras que otras se despiertan con vagos recuerdos.

Los narcotraficantes obtienen estas sustancias en farmacias en otros países que ofrecen sus productos en Internet o en centros que funcionan a través de números de teléfono, y que no exigen recetas. India ha sido identificada por la ONU como una de las principales fuentes de esas transacciones. Los gobiernos deben adoptar rápidamente medidas para limitar el acceso ilegal a esos fármacos y para aumentar la concienciación de la gente sobre los riesgos que entraña desatender las bebidas y las comidas en lugares públicos, como en fiestas, pero también en lugares privados, extremo que puede ser aprovechado por los depredadores sexuales.

Ante esta situación, en la que en gran parte de los casos las víctimas reciben disimuladamente estas sustancias y en grandes dosis - lo "que acarrea grandes riesgos para su salud"-, la JIFE insta a los gobiernos a trabajar conjuntamente con las industrias farmacéuticas y químicas, y a garantizar que la policía y los fiscales disponen de autoridad legal para tomar medidas legales apropiadas contra los delincuentes o sospechosos. "En muchos países, el uso de sustancias que facilitan la comisión de delitos no constituye una ofensa criminal y por ello no puede ser penalizado adecuadamente", destaca la ONU.


NU 2010

NOSOTRAS NO ESTAMOS ASÍ...





ni  así tampoco así
AUNQUE PODEMOS ANDAR ESTAMOS TAN  MAL COMO ELLAS.    A ellas se las ve, a nosotras no; lo nuestro es el horror sin imagenes  y sin palabras. SOMOS EL HORROR ESCONDIDO.
Podemos andar, pero no tenemos donde ir, nuestra marginación como mujeres no se ve. Somos victimas pero nadie se considera culpable...