Sigue leyéndonos en la primera versión de nuestro blog

Todos los comunicados y artículos, las noticias y las entrevistas publicadas hasta ahora, en

www.fundacionbachue.blogspot.com


¡Sigue visitándonos también aquí!


..................................................................................................................

sábado, 15 de abril de 2017

Invisibles de Tetuán (Madrid).

Hacia una práctica subversiva de apoyo mutuo en contextos de exclusión Invisibles de Tetuán (Madrid). 

Towards a subversive practice of mutual support in contexts of exclusion 

Ivonne HERRERA PINEDA Universidad Autónoma de Madrid,España ivonne.herrera.pineda@gmail.com 

Carlos PEREDA OLARTE Colectivo Ioé-Tangente, Madrid, España cpereda@colectivoioe.org 

Resumen El proceso creciente de desigualdades sociales en España se manifiesta con crudeza en espacios urbanos como en el distrito madrileño de Tetuán. El desempleo, la precariedad laboral o la debilidad de los sistemas de protección social han generado situaciones de gran vulnerabilidad entre la población. En este contexto los Servicios Sociales operan condicionados por la burocratización, la visión asistencialista y la falta de recursos. 

Todo ello impide respuestas multidimensionales a la exclusión, imposibilitando un trabajo transformador. Invisibles de Tetuán parte del trabajo colectivo y de la auto-organización vecinal para visibilizar realidades muy diversas de exclusión y buscar su transformación en diversas escalas. Desde el apoyo mutuo, el respeto a la diversidad y la metodología horizontal propia del 15M, este pequeño grupo plantea alternativas al individualismo y ensaya herramientas para la construcción de una sociedad más justa y una política social más eficiente. 

Palabras clave: Apoyo Mutuo, 15M, Exclusión Social, Servicios Sociales, Participación. 

Abstract The growing process of social inequalities in Spain has been revealed with harshness in urban spaces such as Tetuán District of Madrid. Unemployment, job insecurity and fragility of social protection systems have created situations of great vulnerability among the population. In this context, the Social Services operate conditioned by bureaucratization, an assistance role and the lack of resources. All this impedes multidimensional responses to exclusion, making transformative strategies impossible. Invisibles de Tetuán is based on collective work and self-organization among neighbors. These practices aim to visualize very diverse realities of exclusion and to seek their transformation at various scales. From the mutual support, respect for diversity and the horizontal methodology of the 15M, this small group proposes alternatives to individualism and explores ways for achieving a more just society and a more efficient social policy. Keywords: Mutual Aid, 15M, Social Exclusion, Social Services, Participation.  


1. Introducción Desde Invisibles de Tetuán hemos recibido con gran interés la propuesta de ofrecer un análisis de nuestra experiencia colectiva. La presente monografía titulada “El trabajo social como gobierno de lo social en contextos de desigualdad” abre un debate que está en el centro de nuestras preocupaciones. 

Desde la llegada del 15M a los barrios y pueblos de Madrid, la Asamblea 15M de Tetuán se volcó en las emergencias más graves del vecindario: los desahucios, la carencia alimentaria y la extrema pobreza, de donde surgieron tres grupos estrechamente relacionados: Stop desahucios, Banco de Alimentos e Invisibles. Quienes llegan a nuestros grupos suelen ser personas que se han quedado en el paro, tienen empleos precarios o no pueden acceder al mercado laboral por enfermedad, cargas familiares, falta de papeles... 

Esta inestabilidad desemboca en situaciones de clara emergencia social, generalmente vinculadas con vivienda, especialmente desahucios y corte de suministros básicos, o con gastos comunes e inasequibles, como una alimentación equilibrada, material escolar, medicamentos, transporte, etc. 

Por lo general, la familia y otras redes cercanas han sido su primer sostén, pero su margen de maniobra queda reducido ante situaciones de emergencia (Herrera e Ibáñez, 2016).   Al llegar a nuestras asambleas es significativo el grado de desorientación e incertidumbre que manifiestan estas personas, su desasosiego ante los problemas que padecen y el sentimiento de presión a nivel individual o familiar. 

Aunque las trayectorias particulares son muy diversas, múltiples violencias acaban recayendo sobre el cuerpo físico y psíquico, a través de un largo proceso de desgaste personal, que implica etapas de sufrimiento, estrés, cansancio, tristeza (PAH Madrid, Enclave y Qiteria, 2016; Contreras, 2013). 

Generalmente estas situaciones tienen un prolongado recorrido en soledad, lo que agudiza la desinformación y autoinculpación, y cuando finalmente recurren a la ayuda pública, lo hacen sin tener conciencia clara de sus derechos, en situación ya muy deteriorada y con carácter de urgencia. Los Servicios Sociales se encuentran desbordados y burocratizados, y tienen escasos cauces para resolver eficazmente el componente multidimensional de la exclusión (Prieto et al., 2016). 

Desde entidades benéficas privadas pueden conseguir apoyos puntuales con más facilidad, pero habitualmente desde lógicas asistencialistas que apenas promueven la capacitación personal y, menos, colectiva para abordar los problemas. Por nuestra parte, intentamos poner en práctica estrategias de escucha, acompañamiento y apoyo mutuo, procurando implicar a las personas afectadas. 

Reflexionamos juntas para comprender los problemas que se plantean y ver los pasos a dar, tanto en el plano individual o familiar como mediante iniciativas de acción colectiva y trabajo en red con otros grupos. Al cabo de cinco años de actividad, la elaboración en común del presente artículo ha sido un momento de reflexión grupal en Invisibles, de acuerdo con el método definido en el 15M como pensamiento colectivo. 

Nuestra intención no es limitarnos a describir nuestra pequeña experiencia sino reflexionar con libertad sobre los procesos sociales que están en el origen de las emergencias y sobre las políticas sociales que se ponen en marcha. Tal como se recoge en el documento Balance y Perspectivas del 15M, “nuestro modo de ser nos lleva a que nadie dirija ni piense por los demás… 

Si queremos una transformación profunda de la sociedad, tenemos que conocerla, no desde los parámetros del poder sino desde nuestros propios puntos de vista” (Asamblea Popular de Madrid, 2013, p. 3 y 9). 2. Desigualdad y gobierno de lo social 

2.1. La exclusión como efecto de la estructura social La desigualdad en el reparto de los recursos económicos y en la distribución del poder es una característica estructural de nuestro modelo social capitalista, que evoluciona cíclicamente para recomponer sus fracturas, tal como lo ha hecho en el último período de crisis, iniciado en 2007, y lo sigue haciendo en la actual etapa de inicial recuperación. 

Estos ciclos formarían parte de una onda más larga que se fraguó en los países occidentales en los años setenta del siglo pasado, cuando se pasó de los “estados de bienestar” de postguerra a las políticas neoliberales, entre ellas la reducción del gasto público, la desregulación del mercado laboral y financiero, la privatización de empresas y servicios públicos, etc. 

La aplicación de estas medidas en España fue pausada, hasta que estalló la crisis y los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP, al dictado de los mercados financieros y de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI), decidieron aplicar las “reformas” con más intensidad. El momento más expresivo de este proceso fue la reforma del artículo 135 de la Constitución (septiembre 2011), que antepone a cualquier otra consideración los intereses del capital transnacional a través del pago de la deuda (Colectivo Ioé, 2015). 

Estas políticas han generado graves problemas sociales, especialmente entre quienes se quedan en paro y no reciben ninguna prestación (en torno a 3 millones de personas) o cuando todos los miembros de su grupo de convivencia se encuentran sin empleo (uno de cada diez hogares). A partir de 2010 los salarios y la renta disponible caen de forma significativa, con un ligero repunte a partir de 2015 (Barómetro social de España). 

La población en riesgo de pobreza, tomando como umbral el 60% de la mediana de ingresos de los hogares en 2009, ha pasado del 20,4 al 30,4% en 2015, es decir, ha aumentado en 4,6 millones de personas (EAPN 2016, p. 26). Además, las subidas del IVA, la electricidad, los fármacos y el transporte, junto a la práctica congelación de las pensiones en los últimos años, han contribuido a reducir el poder adquisitivo de la mayoría de la población. 

De especial interés para nuestro grupo de Invisibles es conocer la evolución de los hogares en pobreza severa    (por debajo del 30% de la mediana de ingresos). Tomando de nuevo como base el umbral de 2009 y haciendo la comparativa en euros constantes, estos hogares muy pobres habrían pasado en el conjunto de España del 4,5 al 9,5%, lo que supone que la pobreza extrema en España se ha doblado en tan sólo seis años (EAPN 2016, p. 52). 

Se trata de 1,6 millones de hogares que perciben unos ingresos bajísimos con los que es imposible comer, vestirse, pagar los suministros básicos del hogar (agua, electricidad, gas...) y el alquiler o la hipoteca de la casa. Para estas familias se estableció en los años noventa del siglo pasado la garantía de una Renta Mínima, gestionada por las comunidades autónomas, pero su grado de cobertura sólo alcanza al 14% (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, p. 103). 

2.2. El 15 M como revelador del malestar social.  Mantener una sociedad como la que acabamos de describir sería imposible de no ser por el trabajo desplegado en el campo ideológico que, no obstante, presenta también fisuras importantes. Por una parte, el sistema necesita un discurso legitimador suficientemente aceptado por la mayoría de la población; por otra, la diferente posición de los grupos sociales y la atracción que ejercen planteamientos alternativos contribuyen a producir discursos plurales y a veces enfrentados.

“Las clases populares tienen tendencia a pensar según la ideología dominante que se difunde a través de la escuela y de los medios de comunicación; una ideología que tiene como rasgos más sobresalientes el individualismo y el consumismo. En general, la actitud que predomina frente a la adversidad social no es la revuelta sino la resignación… aunque esta dominación ideológica no es absoluta y conlleva algunas fragilidades que se manifiestan en tiempos de crisis” (Garnier, 2015, pp. 32-33). 

La eclosión del 15M en 2011 fue uno de esos momentos de revuelta que podrían abrir en nuestro país un debate constituyente que parecía cerrado (González et al., 2017). 

El desvelamiento de la complicidad existente entre las élites políticas y económicas en contra de la mayoría social        (“no somos mercancías en manos de políticos y banqueros” decía textualmente la convocatoria de Democracia Real Ya) provocó una reacción en cadena de redes sociales alternativas, nuevas plataformas políticas y movilizaciones sociales de todo tipo (el movimiento de las plazas, las mareas, la PAH, etc) que, si bien ha perdido la vitalidad inicial, marca un antes y un después en la historia social de nuestro país, al plantear un cambio de paradigma en la economía y una participación directa de la población en los asuntos que le conciernen. 

La confrontación de discursos y prácticas de nuestra época remite a la larga historia de la “cuestión social” que se introdujo en el debate político europeo y español en la segunda mitad del siglo XIX. Las diversas instancias de dominación (el patriarcado, el capital y en general los centros de poder) habrían logrado mantener su supremacía mediante pactos y concesiones parciales a las clases populares, con el efecto perverso de volver a éstas cómplices y rehenes del poder y la ideología que las oprime. Para Fernández Durán y González (2014), esto es algo propio de las “sociedades de dominación” que habrían prevalecido en menos del 5% de la historia humana (últimos milenios), a diferencia de las “sociedades de cooperación” que prevalecieron con anterioridad. 

Una prevalencia de dominación capitalista, en los últimos siglos, siempre conflictiva y cuestionada pues la lógica del “apoyo mutuo” como clave ética de relación humana (Kropotkin, 2008) se sigue enfrentando a la “lucha competitiva” de la tradición liberal.  

2.3. Ambivalencia de los Servicios Sociales En una sociedad caracterizada por la desigualdad y el conflicto, las instituciones que abordan el malestar social no juegan un papel neutro. A pesar de su pretensión de universalidad, lo habitual es que favorezcan a unos grupos y coaccionen a otros, lo que no impide que contengan también un polo instituyente que se convierte en “analizador” de lo instituido (Lapassade y Lourau, 1979). 

Toda la moderna política social suele encontrar su legitimación convencional (polo instituido) en la siguiente formulación: ante la evidencia de que en nuestras sociedades existen grupos y capas sociales cuyas necesidades no son adecuadamente cubiertas por la propia dinámica social (de mercado), se requiere una aportación de recursos por parte de instituciones específicas, estatales o privadas (Casado, 2015). 

Este planteamiento pone el acento en la acción y elude la reflexión, lo que da lugar a dos puntos ciegos: 1) pensar que el modelo “profesional” es no cuestionable, cuando las complejas problemáticas que abordan los Servicios Sociales admiten múltiples formas de intervención; y 2) adoptar el esquema asistentes/asistidos, con el peligro de convertir a estos últimos en permanentes destinatarios pasivos de los programas. “La historia de la burocracia de la asistencia social es una historia de la que está excluido precisamente el elemento de autonomía. 

A los fundadores del Estado de bienestar les pareció que para proveer a los menesterosos se requería una institución que definiera qué necesitaban los destinatarios del servicio. Les habría parecido irracional proporcionar recursos sin enunciar claramente sus usos, pero el resultado fue que la burocracia no aprendió a admitir la autonomía de aquellos a los que servía” (Sennett, 2003, p. 183; Castel, 2004). 

Existe otro enfoque que pretende intervenir en la génesis social de las necesidades, no sólo en sus efectos, y que recurre a metodologías que facilitan el protagonismo de los colectivos excluidos (polo instituyente). En este caso, las personas intervinientes renuncian al protagonismo y a una supuesta neutralidad técnica y se ponen como meta, aunque sea difícil conseguirlo, que la población con necesidades pase a constituirse en sujeto principal del proceso. 

Para aplicar estos criterios no existen "recetas" metodológicas milagrosas. Sin embargo, se puede rastrear en España desde fines del siglo XIX una tradición de acción social colectiva, promovida por las corrientes socialista y anarquista, que fue abortada a medida que se imponía en la sociedad española un modelo estatal centralizado que se consumó en las décadas de la dictadura franquista. 

Más recientemente, coincidiendo con la etapa democrática, han surgido nuevas experiencias protagonizadas por movimientos sociales muy diversos que han dado lugar a programas de acción social y desarrollo comunitario, con participación en algunos casos de la propia administración (Lorenzana, 2002; Malo, 2004; Vecina y Ballester, 2012; OEISM, 2012; Colectivo Ioé, 2014; Calle, 2015). 

Se trata de experiencias minoritarias a contracorriente de la praxis instituida dominante, que se ve sometida a una fuerte ambivalencia entre “la lucha por los derechos de los usuarios… y el sometimiento a las dinámicas sistémicas del poder y de la burocracia” (Viscarret et al., 2016). El sistema español de Servicios Sociales tiene como precedentes el Auxilio Social y el posterior Instituto Nacional de Asistencia Social (1973), con una orientación paternalista y de tutela de los grupos socialmente excluidos. 

Con la llegada de la monarquía parlamentaria los Servicios Sociales comienzan a considerarse un derecho y se avanza en la profesionalización del trabajo social, aunque se arrastra la inercia de la cultura benéfico-asistencial, sobre todo en el ejercicio del derecho a la alimentación (Nogués, 2016), y comienza a introducirse en toda Europa, como ya hemos visto, la agenda social neoliberal que persigue “la empresarización de las administraciones públicas y la privatización de las empresas y servicios públicos” (Alguacil, 2012: p. 69-70). 

En 1988 se firma el Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales, muy ligado en sus inicios a la atención de grupos marginales estigmatizados pero que, en la última década, se ha ampliado en dirección a las clases medias por dos procesos coincidentes en el tiempo: el desarrollo de las nuevas ayudas de la Ley de Dependencia (2006) y el creciente peso de “nuevos pobres” generados por la crisis. 

A lo anterior se unen los sucesivos recortes aplicados a los Servicios Sociales y los efectos derivados de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. El resultado de todo ello ha sido la conversión en negocio privado de muchos servicios, la saturación del trabajo profesional y un deterioro creciente de la atención al público (Idareta y Ballestero, 2013; Lima, 2016). 


Tal como se expresaba una trabajadora social en el debate organizado por CTS el pasado 7 de abril de 2016, “si los políticos nos hubieran escuchado de dónde venimos, les habríamos contado que en los dos miles la política neoliberal nos dijo a nosotras: ‘Señoras, ustedes son trabajadoras sociales pero pónganse aquí sólo para derivarme a quienes ustedes trabajan a mis chiringuitos, a mis empresas, a mis contratos’. 

Eso es de dónde venimos… Nos han cosificado tanto como nosotras hemos cosificado a los ciudadanos y a las ciudadanas, y esto lo tenemos que asumir para entendernos y no fustigarnos entre nosotros” (Coloquio CTS, 2016: 2h. min.28). 

En Madrid esto se agudiza al ser la comunidad que menos gasta en Servicios Sociales y una de las que menos profesionales tiene en relación a su población. De este modo, “las políticas municipales de la década de los ochenta, lejos de haber desarrollado un tercer nivel de descentralización local, han sido subsumidas por los procesos de burocratización, desplazando progresivamente y en gran medida su dimensión social” (Indaga, 2016, p. 52). 

Todo ello hace necesario un replanteamiento a fondo del sistema de Servicios Sociales (Consejo General de Trabajo Social et al., 2011; Fantova, 2014; Portero, 2016). 

3. Invisibles de Tetuán Invisibles surgió en 2013 a raíz del precintado municipal del Banco de alimentos 15M. Una vez levantado el precinto, tuvo lugar una reunión con los responsables políticos de la Junta, regida entonces por el PP, quienes negaron el problema de emergencia alimentaria en el distrito y plantearon que los casos sueltos eran atendidos puntualmente por los Servicios Sociales. 

Las experiencias que conocíamos en Stop desahucios y Banco de alimentos, según nuestra perspectiva, eran sólo la punta del iceberg de un problema más amplio. Decidimos entonces hacer la campaña “Invisibles de Tetuán”. 

3.1. Campañas para visibilizar la exclusión El espíritu de visibilizar la exclusión surge de la necesidad de llevar a la esfera pública problemáticas que el discurso hegemónico mantiene en un espacio marginal. En Invisibles de Tetuán conjugamos la investigación y la acción como un modo de visibilizar para transformar, y procuramos implicar en el proceso a las personas afectadas. 

De esta manera hemos elaborado varios estudios empíricos, partiendo de la experiencia acumulada por las personas participantes, tanto las que tienen conocimientos en diversas materias (sociología, medicina, antropología, economía, derecho, etc.), como las que participan en movimientos especializados (Yo sí Sanidad Universal, Mareas, etc.) o quienes aportan sus vivencias desde una situación de exclusión.

La campaña que dio origen al colectivo tuvo como eje principal la elaboración de un estudio empírico sobre la exclusión social en el distrito. Radiografía social de Tetuán es desde entonces una aproximación a las condiciones precarias de vida y de trabajo de una parte creciente del vecindario. Este estudio va por su tercera edición y es consultado por numerosas instituciones y colectivos del distrito. 

A éste le siguió un trabajo de difusión en la calle que consistió en empapelar el barrio con fotos y testimonios de vecinas y vecinos “invisibles” en situación de emergencia. Se perseguía con ello visibilizar historias reales de pobreza, soledad y desamparo, lo que tuvo eco en medios de comunicación muy diversos. 

El segundo trabajo empírico fue Pobres con trabajo, pobres sin trabajo, que recoge diversos indicadores sobre la creciente precariedad laboral. Ambos estudios tienen una versión amplia con links a las fuentes citadas y folletos de divulgación con fotos y testimonios personales obtenidos a través de Hojas de hechos (Invisibles de Tetuán, 2014 y 2015). A partir de los desarrollos de ambos estudios, presentamos una síntesis de los principales perfiles de la exclusión en Tetuán:

- Población: en 2016 residen 154.000 personas que se distribuyen en seis barrios. La población aumentó hasta 2009, se redujo hasta 2014 como efecto de la crisis y volvió a crecer en 2015. Hay bastantes más mujeres (84.000) que hombres (70.000) y unos 30.000 superan los 65 años. El 27% ha nacido en otro país (Ecuador, República Dominicana, Filipinas, Paraguay, Perú, Marruecos…), siendo el distrito de Madrid con mayor proporción de inmigrantes después de Centro y Usera, lo que hace de Tetuán un barrio mestizo, con muchas familias mixtas. 

- Diferencias económicas, pobreza y exclusión: el nivel socioeconómico se sitúa en la media de Madrid, con notables diferencias entre sus barrios. La tasa de paro subió trece puntos entre 2006 y 2013 y sólo ha bajado dos entre 2013 y 2016. El sector más afectado es la juventud, con un desempleo del 41% y mucho trabajo precario. 

La mitad de las personas paradas llevan más de un año buscando empleo lo que, unido a la insuficiente cobertura de prestaciones sociales, da lugar a frecuentes situaciones de emergencia social: la tercera parte de los hogares de Tetuán padece estrecheces económicas, la quinta parte se encuentra en riesgo de exclusión y alrededor del 6% en pobreza extrema o severa (unos 4.000 hogares). 

- Emergencia habitacional: el 9% de los hogares de Tetuán no puede pagar el alquiler o la hipoteca de su vivienda, lo que da lugar a frecuentes desahucios (más de 600 en los últimos tres años), además de cortes en el suministro de agua y electricidad (6300 hogares no pueden mantener la temperatura adecuada de la vivienda en los meses de frío).

- Dependencia, discapacidades, pobreza farmacéutica: las personas mayores constituyen la quinta parte del vecindario y 8.440 viven solas (mayoría mujeres), percibiendo con frecuencia pensiones muy bajas. Las enfermedades y discapacidades afectan a más del 80% pero menos del 2% se acoge a la Ley de dependencia. La “pobreza farmacéutica” (dificultad para comprar los medicamentos prescritos por el médico) llega a uno de cada cinco hogares. 

- Los dos Centros de Servicios Sociales del distrito están colapsados ante la demanda existente (7.600 personas atendidas en 2015). Existe fuerte demanda de ayudas a emergencia, alquiler social, ayudas a la dependencia, becas de comedor o RMI (Renta Mínima de Inserción). 

Esta última tiene serias limitaciones de alcance y difusión. En 2015 llegó a 812 hogares del distrito, menos de la cuarta parte de quienes se encuentran en pobreza severa. Dos de cada tres solicitudes de RMI son denegadas o archivadas, lo que empuja a buscar otras salidas para sobrevivir, a veces extremas y peligrosas. Los Servicios Sociales, mayoritariamente gestionados por subcontratas privadas, actúan de forma parcelada e individual, con un enfoque paliativo-asistencial y con fuertes carencias compensadas por el apoyo familiar, las ONG y las instituciones benéficas. 

Siguiendo nuestro objetivo de hacer visible lo invisible, el presente artículo pretende difundir nuestra experiencia también dentro del ámbito académico y profesional, donde sin duda se encuentra una oportunidad para la transformación ciudadana y de los servicios públicos. 

El texto que ofrecemos ha tenido como punto de arranque una autoevaluación a partir de las experiencias, motivaciones y expectativas de las personas participantes, utilizando procedimientos estandarizados como el DAFO (Ganuza et al., 2011). Los resultados de este autodiagnóstico se han complementado con nueve entrevistas en profundidad, realizadas por una de las autoras del presente artículo: seis entrevistas a integrantes de Invisibles, afectadas o no por la exclusión, y otras tres a trabajadoras sociales para conocer su visión sobre los Servicios Sociales y sobre los grupos de Invisibles de Madrid. 

3.2. La asamblea semanal como laboratorio de apoyo mutuo El 15M ya nos había enseñado el gran potencial del trabajo colectivo. En el ámbito de la exclusión social vimos especialmente necesario profundizar en este enfoque pues las referencias básicas para quienes vivían estas situaciones en el barrio eran unas instituciones públicas o privadas que tendían al asistencialismo y a las relaciones verticales. 

Decidimos, por tanto, construir un pequeño espacio abierto a cualquier persona donde nos pudiéramos expresar con libertad a fin de trabajar de forma colaborativa problemáticas de exclusión. Desde entonces la asamblea ha sido nuestro espacio de encuentro vecinal y de autoorganización, cuyo objetivo es fomentar el apoyo mutuo entre vecinas y vecinos del distrito. Cada jueves nos reunimos en el centro social ocupado autogestionado “La Enredadera” y hasta el momento hemos celebrado alrededor de 130 asambleas por donde han pasado más de 200 personas. 

 Todos los vecinos que acuden a la asamblea son invitados a colaborar tanto en Invisibles como en Banco de alimentos o Antidesahucios. Bastantes optan por trabajar en estos últimos grupos, quizá porque su campo de acción está más delimitado. Otros optan por continuar en Invisibles, y otros dejan de venir tras solucionar su situación de emergencia. En las asambleas analizamos colectivamente los “casos” de exclusión y buscamos cómo hacerles frente, a nivel individual y colectivo. 

En ocasiones, ya sea por complejidad o novedad de los casos, contamos con ayuda de expertos voluntarios, pero lo habitual es apelar al conocimiento acumulado y a la agudeza que da el explorar alternativas (Rodríguez-Villasante, 2014). Nuestra experiencia nos revela que el trabajo de apoyo mutuo en torno a problemáticas de exclusión presenta grandes ventajas. 

La asamblea se entiende como un espacio que trasciende la soledad, donde los problemas se ponen en común y se piensan de manera colectiva. Esto ayuda a transformar situaciones de sobrecarga, desorientación y frustración en respuestas creativas que optimizan recursos muy diversos. Además, gracias al trabajo colectivo, el espacio que ofrece Invisibles no es entendido meramente como un lugar de asesoramiento sino también como espacio de sociabilidad, participación y empoderamiento. 

Ahora bien, somos conscientes de los retos que enfrentamos como colectivo, en especial para ampliar la implicación de las personas afectadas. Entre las dificultades más significativas como colectivo están nuestras propias limitaciones de tiempo y recursos, una tradición de dependencia e individualismo que permea todos los ámbitos de la vida social y unas situaciones de urgencia que limitan el horizonte en el que viven muchas personas. 

3.3. Trazando un camino: de lo personal a lo colectivo. Las líneas de acción de Invisibles las podemos resumir en tres puntos esenciales que trazan un movimiento que va desde lo personal a lo colectivo. Así, el acompañamiento es un primer movimiento que trasciende la individualización con la que se viven y gestionan las problemáticas de exclusión. El trabajo en red es esfuerzo activo por buscar alianzas y construir objetivos comunes. 

Por último, las propuestas políticas desde abajo son una necesaria forma de presión ciudadana para construir unas políticas públicas que respondan a las necesidades reales de la población. 

Acompañamientos El acompañamiento es una práctica colectiva de gran importancia en Invisibles que ha sido a menudo malinterpretada. Aunque se ha desarrollado en diversos espacios, el más habitual ha sido los Servicios Sociales. Los acompañamientos, siempre voluntarios, no pretenden intimidar a las/los profesionales, como se ha llegado a señalar. 

Esta práctica busca fomentar el apoyo mutuo entre vecinos para superar las trabas burocráticas, la desinformación y el fuerte desgaste psicológico que con frecuencia entraña la interacción con las instituciones. Acompañar significa estar en compañía, no dejar en soledad y, en ese sentido, también buscamos devolver la dimensión colectiva a un problema que se plantea como personal.

A través del acompañamiento pretendemos asegurar que cualquier persona pueda ejercer informadamente sus derechos. Con ello buscamos romper una lógica que sólo admite la interlocución de dos actores, que individualiza los problemas y que no parece funcionar para muchas personas. 

Sin embargo, los acompañamientos no han estado exentos de conflicto. Esta práctica suscitó quejas de acoso por parte de profesionales de Servicios Sociales. Una reacción que tuvo eco en un texto de CCOO que criminalizaba la práctica del acompañamiento en Invisibles, a lo que respondimos reclamando la defensa de la ciudadanía a través del apoyo mutuo y los “acompañamientos”. 

Ambos escritos están publicados por la revista CTS (nº 29-1, enero 2016). Esta interpretación del acompañamiento, a pesar de constituir una respuesta fuertemente reactiva, ha permitido captar la atención del ámbito profesional y académico reactivando un debate necesario sobre el modelo de Servicios Sociales y su relación con la ciudadanía. 

Precisamente en abril de 2016 se celebró con gran afluencia un coloquio organizado por la revista CTS, bajo el expresivo título “Repensar los Servicios Sociales. Cuando la participación interpela al trabajo social”. Aquí pudimos compartir nuestra reflexión colectiva en torno al modelo de Servicios Sociales impulsado en las últimas décadas y sobre las reformas necesarias para democratizar la gestión y hacer efectivos los derechos sociales. 

También pudimos contrastar nuestra experiencia con la de otros agentes sociales y manifestar una voluntad compartida de remar en la misma dirección. Pensamos que el malestar generalizado ante unos Servicios Sociales burocratizados y sobresaturados refleja ante todo la necesidad de una mirada crítica y transformadora. 

La antropología feminista nos muestra cómo desde prácticas cotidianas también se realiza una impugnación de los modelos dominantes (Juliano, 1992). 

El acompañamiento, por tanto, sólo es una expresión más de las múltiples estrategias y prácticas -gran parte efectuada individualmente por los propios “usuarios”- que reclaman la mejora de los servicios públicos, su apertura a la ciudadanía y su fortalecimiento como sistema de protección social, no su deterioro. 

Trabajo en red Invisibles nos ha enseñado la estrecha relación entre la exclusión y otras dimensiones de la vida. Por ejemplo, la carencia de ingresos en un hogar se puede vincular con cuadros de ansiedad, conflictos familiares, discriminaciones en la calle o en el colegio al que acuden los hijos/hijas, etc. 

Se trata de situaciones complejas que exigen trabajar múltiples dimensiones. Lo que procuramos hacer trabajando en red con los otros grupos del 15M Tetuán, pues se da una fuerte transversalidad entre exclusión y problemáticas de vivienda y alimentación. 

También elaboramos actividades y demandas conjuntas en cuanto Asamblea Popular de Tetuán, como la relación argumentada de las emergencias sociales más graves del distrito que luego llevamos a la Junta Municipal y acabaron siendo asumidas por la Mesa contra la Exclusión de Tetuán. El trabajo en red nace desde la propia asamblea, donde gran parte de los recursos que se activan, principalmente información, remiten a otros grupos o experiencias del entorno con los que estamos en conexión. 

Asimismo fuera del distrito han ido surgiendo otros Invisibles (en Hortaleza, Villaverde, Coslada, Latina-Carabanchel, Sierra Norte de Madrid) que han hecho posible que el trabajo en red sea una realidad a nivel de la Comunidad de Madrid, profundizando en la dimensión territorial de la exclusión y su conexión con procesos globales. En junio de 2015 decidimos formar la Red de Invisibles de Madrid. Mediante la web invisiblesdemadrid.org y encuentros presenciales cada dos meses, compartimos experiencias y proyectos comunes. 

La principal iniciativa común está siendo la campaña “RMI: tu derecho” (www.rmituderecho.org), en la que participan en pie de igualdad más de veinte colectivos de la Comunidad de Madrid. La primera fase de la campaña consiste en llegar al mayor número de hogares potencialmente receptores de la Renta Mínima, informarles de su derecho y ayudarles en los laberínticos procesos de tramitación. 

Esto implica una amplia tarea de difusión, la creación de espacios de acogida y acompañamiento en días y horas precisas, y la realización de talleres de información y formación con el apoyo de trabajadoras sociales del Foro ServSocial. En una segunda fase, presentaremos un conjunto de propuestas para revisar los desarrollos legislativos y la gestión administrativa que, en nuestra opinión, pervierten en la práctica los objetivos que perseguía la Asamblea de Madrid cuando estableció la Ley en 2001. 

Al interior del distrito de Tetuán, nuestro trabajo en red ha tenido como principal fruto la Mesa contra la Exclusión y por los Derechos Sociales de Tetuán, propuesta por la Asamblea 15M en marzo de 2016. Su estructura horizontal y con presencia de todas las partes (responsables de la Junta, profesionales y personas afectadas por problemas de exclusión así como movimientos y organizaciones del distrito), fue negociada primero con la Presidenta de la Junta y con los Servicios Sociales, y refrendada después en la primera Mesa que tuvo lugar en la Plaza de la Remonta el 6 de mayo de 2016. 

Su objetivo es evaluar y programar de forma participativa las políticas que se desarrollan en el distrito en relación a la exclusión. Las asambleas se celebran cada dos meses y las decisiones se llevan a cabo a través de comisiones que tienen como nexo un Blog donde se recogen todas las actividades (mesaexclusiontetuan.wordpress.com). 

La filosofía es muy sencilla: si nos unimos, tenemos más fuerza (Pereda, 2016). Propuestas políticas desde abajo Desde Invisibles entendemos la movilización social como una herramienta fundamental para defender lo común. Las políticas públicas son una construcción socio-histórica sujeta a transformaciones constantes, de ahí que veamos necesario defender el bien común y la garantía de los derechos fundamentales de las personas como su objetivo principal. 

En tiempos en que priman los recortes bajo el lema de la austeridad, es más necesario que nunca presionar desde las bases de la ciudadanía para orientar las políticas hacia la protección de los más vulnerables y hacia la búsqueda de oportunidades. Estas propuestas políticas normalmente son elaboradas en colaboración con otros colectivos, para exigir cambios legislativos o de gestión de los presupuestos y servicios públicos que afectan a las personas excluidas. 

Hemos realizado múltiples propuestas: al Ayuntamiento de Madrid, para que amplíe el gasto social, incluyendo un mayor presupuesto en Servicios Sociales; a la Junta de Tetuán, para ampliar la información a usuarios con problemas de acceso a los centros de salud (especialmente inmigración sin papeles); a la Comunidad de Madrid, para cambiar la legislación vigente en relación a los comedores escolares y evitar situaciones de exclusión que se están produciendo en centros concertados; a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid, para revisar el reglamento y las formas de gestión de la RMI. 

4. Conclusiones La participación ciudadana es esencial para democratizar las políticas públicas y reconstruir las ciudades como espacios habitables, de convivencia y cooperación vecinal. A través de esta democratización se combate el desinterés ante las cuestiones públicas, la inexperiencia en el trabajo horizontal y la desconfianza en las capacidades colectivas. 

Estas actitudes se encuentran arraigadas en la cultura tradicional y con frecuencia se ven reforzadas por los medios de comunicación y el funcionamiento de las instituciones económicas y políticas, que se ejercen en la práctica a partir de una asimetría fundamental entre unos emisores-líderes activos y poderosos, y unos receptores-consumidores-súbditos pasivos y despersonalizados Experiencias como la de Invisibles tratan de romper ese paradigma de ciudadanía subordinada porque estamos convencidos de que en las respuestas vecinales, a través del apoyo mutuo y la intervención colectiva, también se juega el derecho a la ciudad, la constitución de sujetos en proceso capaces de reconstruir sus vidas. 

En un plano más amplio, la Constitución del 78 dio lugar a un modelo de política social que aborda los problemas relacionados con la exclusión y las emergencias como fenómenos a gestionar profesionalmente, al margen de una reflexión sobre el funcionamiento del sistema social que los genera. Un sistema de desarrollo capitalista que produce profundas desigualdades y hace que sectores importantes de la población se vean privados de acceder a empleos dignos (en términos de estabilidad, salario, defensa sindical de sus derechos, etc.) y subsistan en un submundo caracterizado por el desempleo prolongado, la economía sumergida y el trabajo precario (eventualidad, bajos salarios, condiciones laborales penosas, etc.). 

En este contexto, la marginación de los destinatarios de la política social (su apartamiento de los niveles de decisión y gestión), lejos de ser una cuestión casual, es un síntoma y efecto de ese modelo social de la transición que ha sido cuestionado en sus bases a raíz de la crisis de los últimos años. 

La aspiración del 15M y otros movimientos instituyentes apunta precisamente a desenmascarar los mecanismos que impiden la emergencia de una “democracia real ya” y a trabajar por construirla desde nuevas bases. Bajo esta filosofía democratizadora, se abre en los espacios locales una oportunidad para articular esfuerzos ciudadanos. Así, Invisibles de Tetuán pasa a explorar nuevas vías de acción y a exigir otros modos de hacer política pública. 

El clima sociopolítico generado en Madrid en los últimos años ha permitido dibujar líneas comunes de acción política, como la Mesa contra la Exclusión de Tetuán o la campaña RMI: tu derecho, en las que se persigue implicar a todas las partes (movimientos sociales, profesionales y responsables políticos) en la defensa de lo común. Nuestra relación cotidiana con las instituciones nos ha revelado la importancia de buscar alianzas con los/las profesionales de política pública. 

Se trata de profundizar en las diversas confluencias que se expresan en la defensa de unos servicios públicos de calidad: enfoque multidimensional, participación de las personas atendidas, orientación personal-colectiva, etc. Somos conscientes del gran esfuerzo desplegado por muchos profesionales para atender de la mejor manera posible en condiciones de precarización y debilitamiento de lo público. 

El hecho de que bastantes personas apoyadas por nuestro colectivo hayan decidido apoyar a su vez a otras y que la experiencia de Invisibles se haya recreado en otros distritos y pueblos de la Comunidad de Madrid nos revela que existen unas necesidades sociales no cubiertas, que algo falla en el sistema de protección social y que existe una fuerte demanda de alternativas en las que la participación directa de la población debe ser una pieza central. 

En nuestro colectivo hemos observado con claridad que la confianza en las capacidades personales y colectivas viene de la interacción en el grupo y de unos objetivos compartidos. Pero el grupo no es algo preexistente, se llega a ser grupo, con un esfuerzo activo que logre visibilizar y materializar una cohesión que potencialmente está, pero que se encuentra ocultada, silenciada y, en no pocas ocasiones, criminalizada. 

Somos conscientes del gran trabajo que queda por delante. Miles de personas en nuestro distrito siguen viviendo la exclusión desde el estigma y la soledad. La participación colectiva aún sigue despertando recelos desde múltiples esferas, incluidas las propias personas que salen al paso de sus necesidades particulares y no vuelven a participar colectivamente. 

En nuestro recorrido hemos conocido historias de profundo sufrimiento, en las que confluyen un cúmulo de injusticias que además suelen venir de manera encadenada. Hemos sentido frustración ante las dificultades, pero también nos hemos entusiasmado con pequeños y grandes logros. En nuestro espacio está representada gran parte de la diversidad sociocultural de nuestro distrito, la búsqueda de lo común ha estado por encima de las diferencias y hemos logrado fraternizar y construir desde abajo relaciones que reformulan jerarquías, roles y prejuicios. 

Al tiempo que conocíamos situaciones de gran vulnerabilidad hemos visto la disposición a colaborar de personas muy diversas, la valentía de muchas vecinas y vecinos, y la fuerza por defender lo más preciado que es la vida y el bienestar de quienes se ama, ya se trate de parientes, amigos o simplemente personas próximas que nos rodean. 

Nuestras capacidades de aprendizaje colectivo nos muestran la riqueza de trabajar por unos objetivos comunes y el potencial que tiene repensar las desigualdades y la igualdad misma como cuestiones de justicia social. El apoyo mutuo y la transformación social operan a muchas escalas y mientras nuestra sociedad no garantice unas condiciones dignas de convivencia nos tendremos que seguir esforzando por hacernos valer y exigir el ejercicio de nuestros derechos. 

5. Referencias bibliográficas Alguacil, J. (2012). La quiebra del incompleto sistema de Servicios Sociales en España. Cuadernos de Trabajo Social, 25(1): 63-74. Andrade, J. et al. (2016). Los retos de la izquierda en el estado español: ¿cómo afrontamos el nuevo ciclo? Documentos de debate, 4. En www.gruporuptura.org Asamblea Popular de Madrid (2013). Balance y perspectivas del 15M. Separata del periódico Madrid 15M. En http://madrid.tomalosbarrios.net Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales (2015). Índice DEC de Servicios Sociales. En www.directoressociales.com Calle, A. (2015). Podemos y el auge municipalista. Empiria, 32: 169-189. Casado, D. (2015). Los Servicios Sociales públicos. En VII Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en España. Madrid: Fundación Foessa. Castel, R. (2004). La Inseguridad Social: ¿Qué es estar Protegido? Buenos Aires: Manantial. Colectivo Ioé (2014). Investigación-acción participativa y perspectiva dialéctica. Arxius, 31: 57-68. Colectivo Ioé (2015). Crisis y desigualdades sociales en España. Una lectura crítica desde el Barómetro social de España. Servicios Sociales y Política Social, 108: 49-65. Colectivo Ioé (serie anual). Barómetro social de España. En www.barometrosocial.es Coloquio CTS (2016), Repensar los servicios sociales. Cuando la participación interpela al trabajo social (video). En www.foroservsocialmadrid.org Consejo General de Trabajo Social et al. (2011). Alianza para la defensa del sistema público de Servicios sociales. En www.cgtrabajosocial.es Contreras, E. (2013). El desahucio de viviendas y su incidencia sobre el sujeto. Una perspectiva antropológica. Etnia-e, 5. Cuarto Mundo (2012). Estudio sobre la pobreza. El cruce de saberes y de prácticas. Madrid: Editorial Popular. EAPN (Red Europea de lucha contra la Pobreza y la Exclusión social) (2016). El estado de la pobreza. Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España. 2009-2015. (6º Informe). En www.eapn.es Fantova, F. (2014). Diseño de políticas sociales. Madrid: Editorial CCS. Fernández Durán, R. y González, L. (2014). En la espiral de la energía. Madrid: Libros en Acción y Baladre. Ganuza, E. et al. (2011). La democracia en acción.Madrid: Antígona. Garnier, J.P. (2015). La invisibilización urbana de las clases populares. Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Social, 130: 29-45. González, J.R. et al. (2017). Llamamiento a un proceso constituyente. Barcelona: Icaria. Herrera, I. e Ibáñez, J. (2016). Intercambio y sociabilidad en las redes de ayuda mutua del barrio madrileño de La Ventilla. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 154: 21-44. Idareta, F. y Ballestero, A. 2013). Ética, paternalismo y burocracia en Trabajo Social. Portularia XIII-1: 27-35. Indaga et al. (2016). Una aproximación al impacto social de las políticas municipales del Ayuntamiento de Madrid (2003-2015). Área de Gobierno de Economía y Hacienda, Ayuntamiento de Madrid. Invisibles de Tetuán (2014). Radiografía social de Tetuán. En www.invisiblesdetetuan.org Invisibles de Tetuán (2015). Pobres con trabajo, pobres sin trabajo en Tetuán. En www.invisiblesdetetuan.org Juliano, D. (1992). El juego de las astucias. Mujer y construcción de modelos sociales alternativos. Madrid: Horas y horas. Kropotkin, P. (2009). La ayuda mutua (1ª ed. 1902). Caracas: Monte Ávila Ed. Lapassade, G. y Lourau, R. (1979). Claves de la sociología. Barcelona: Laia. Lima, A.I. (coord.) (2016), II Informe sobre los Servicios Sociales en España (ISSE). Madrid: Consejo General del Trabajo Social. Lorenzana, C. et al. (2002). Tomamos la palabra. Experiencias de ciudadanía participativa. Barcelona: Icaria. Malo, M. et al. (2004). Nociones comunes. Experiencias y ensayos entre investigación y militancia. Madrid: Traficantes de sueños. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2015). El Sistema Público de Servicios Sociales. Informe de Rentas Mínimas de Inserción. Año 2014. Madrid. Nogués, L. (2016). El papel de las ciudades para abordar la insolvencia alimentaria: enfoques actuales y perspectivas. Jornada técnica sobre el derecho a la alimentación. Ayuntamiento de Madrid. OEISM (2012). La promoción de la ciudadanía como clave de una intervención inclusiva y participativa. Cuadernos de Trabajo Social, 25(2): 393-402. PAH Madrid, Enclave y Qiteria (2016). Te quedarás en la oscuridad. Desahucios, familias e infancia desde un enfoque de derechos. En http://pahmadrid.org/infancia/estudio-te-quedaras-en-la-oscuridad/ Pereda, C. (2016). ¿Es posible democratizar la gestión municipal? La experiencia de la Mesa contra la Exclusión de Tetuán. Trasversales, 38: 25-27. Prieto, M. et al. (2016). La pobreza en España desde una perspectiva multidimensional. Revista de Economía Aplicada, 70. Rodríguez-Villasante, T. (2014). Redes de vida desbordantes. Fundamentos para el cambio desde la vida cotidiana. Madrid: Catarata. Sennett, R. (2003). El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad. Barcelona: Anagrama. Vecina, C. y Ballester, L. (2012). Organización social, trabajo en red y desarrollo comunitario. El caso de Son Gotlen y Pere Garau. Cuadernos de Trabajo Social, 25(2): 403-412. Viscarret et al. (2016). Tipologías actuales de los trabajadores sociales en España. Cuadernos de Trabajo Social, 29(2): 239-262.

domingo, 2 de abril de 2017

JULIA   ROZHKOVA  (ЮЛИЯ   РОЖКОВА) 

En  las redes sociales:   

SHEREZADE   SERRANO
  


Acariciando nuestra gata 





FOTOS   de   

JULIA   ROZHKOVА 
                           
                            ЮЛИЯ  РОЖКОВА 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Cuando 

lo  PERSONAL  es   POLíTICO 

--- Son  numerosos los casos de niñas y adolescentes que bajo  protección o tutela, de la Administración, son vulneradas en sus Derechos Fundamentales 

--- (Derechos Sexuales y Reproductivos y Derecho a no ser objeto de Violencia por el hecho de ser Mujer).  

--- En estos casos siempre existe un Conflicto de Intereses con el Estado y sus agentes. 

--- Que se “resuelve” con la excusa del “interés superior del menor”, en contra de la víctima.

--- Lo ocurrido a Julia Rozhkova, en los “centros de 

menores” no es excepcional.           

--- He conocido mujeres que me han referido haber sufrido violencia sexual (agresión, abuso, acoso) cuando estuvieron en centros de menores. 

--- Algunas quedaron embarazadas y “perdieron su bebe,que fue dado en adopción 

--- O entregado en guarda a parientes hostiles (a la madre de la menor, maltratadora. O a parientes del joven que abuso de ella). 

--- La violencia suele ser  ejercida en el “grupo de iguales. 

--- El “centro” no protege a la víctima y el delito queda impune, porque al ser menor no puede personarse con abogada y procurador, tiene que hacerlo con su “tutor legal”. 

--- Los progenitores  maltratadores y la Dirección del Centro que no la protegió, no tienen ningún interés.

--- Cuando en septiembre de 2011 los citados policías de Alcobendas no tramitaron la denuncia de Julia Rozkova, por voluntad propia paso al “Centro de Menores de primera acogida de Hortaleza”. 

--- Julia Rozhkova se encontraba gravemente afectada por Estrés Traumático Complejo, que la hacía muy vulnerable a nuevas agresiones sexuales.

--- En Noviembre Julia Rozhkova fue violada brutalmente por un joven en las inmediaciones  del “centro de menores”, las educadoras no le hicieron caso y tuvo que autolesionarse. 

--- Derivada al H G Marañon. A petición de la victima, el dr Garcia Cabeza me llamo para confirmarme la violación. 

--- Julia Rozhkova y yo, pudimos hablar por teléfono, la Comunidad, cumpliendo la voluntad de Ana M,  no nos permitió vernos.

--- Julia Rozhkova, contra su voluntad, fue ingresada en el “Centro de Menores Hogar Galapagar” de la empresa “Salud Mental Consulting”. 

--- La Comunidad, oculto al juzgado su  paradero, yo comparecí para informar  donde se encontraba

--- Ella se escapo y acudió al juzgado. 

---Pero fue obligada a volver con la Directora del Centro”. 

--- A petición de la víctima, yo estuve presente en la “exploración judicial”, Julia Rozhkova,  se ratifico en  los hechos. 

--- Pero el procedimiento se archivo y la violación quedo impune.

--- Julia Rozhkova se escapaba, se venía a vivir a casa conmigo. 

--- La ingresaron a la fuerza en un Hospital Psiquiátrico privado: “el Seranil” en Benajarafe, Málaga. 

--- Se escapó, la ingresaron en RECURRA, Brea de Tajo, reformatorio para menores delincuentes dirigido por Javier Urra. 

--- Ana María utilizó su dinero e influencias para que la “Comunidad” realizara estos ingresos y traslados. 

--- Sus “amigos” los policias de la Comisaria de Alcobendas sin orden judicial, fuera de su jurisdicción, de paisano, Con coches camuflados, intervenían acosándonos en nuestra casa, haciendo ademán de saltar la valla. 

--- Cuando venia la Guardia Civil,  huían como delincuentes. 

--- El acoso le producía a ella ataques de pánico. 

--- Estos hechos son ciertos, he sido testigo presencial, dispongo de los documentos que lo acreditan (escondidos fuera de mi casa para prevenir conductas delictivas por parte de la Policía).         Hay diversos testigos.                                                                                
Francisco Serrano DNI  51604479T  

coordinador de fundacion BACHUE